La fase de clasificación para la Eurocopa estaba compuesta por siete grupos, y el líder de cada uno de ellos entraba en la fase final. A falta de una jornada, España era segunda y necesitaba ganar en el último partido a Malta por 11 goles o más, única posibilidad que tendrían para superar a Holanda en la clasificación final. Si se producía una victoria por menos de ese tanteo, los españoles y holandeses empataban a puntos, pero se clasificarían sus rivales al contar con una diferencia de goles mayor. Aunque los medios de comunicación españoles calificaron la remontada de imposible, España ganó 12-1 y se clasificó para la Eurocopa de 1984, en la que quedó finalista.
Éste memorable partido fue un punto de inflexión para la selección española. Anteriormente, la organización del Mundial de 1982 y el mal papel de España como anfitrión había perjudicado a la imagen del combinado nacional, por lo que la victoria fue un bálsamo para los aficionados y futbolistas españoles. A partir del partido frente a Malta, los españoles se han clasificado para todos los Mundiales y todas las Eurocopas (salvo la de 1992 en Suecia).
FICHA DEL PARTIDO
21 de Diciembre de 1983, 20:30 UTC+1, Estadio Benito Villamarín, Sevilla.
Árbitro: Erkan Göksel.
Tres defensas, tres centrocampistas y cuatro delanteros. La alineación de España en el partido contra Malta no deja lugar a dudas: Miguel Muñoz busca explotar el poderío aéreo de sus delanteros, Rincón y Santillana, con los centros por las bandas de Gordillo y Lobo Carrasco. La defensa queda reducida a Camacho, Maceda y Goikoetxea, y éstos dos últimos subirán durante todo el partido para rematar de cabeza en las jugadas a balón parado. En el centro del campo queda el poderío físico de Muñoz y Señor. El toque de calidad lo pone Manu Sarabia, la estrella del campeón de liga ese año, el Athletic de Bilbao.
Partido íntegro entre España y Malta - RTVE.es
Reacciones después del encuentro.
Tras el 12-1 y la clasificación para la Eurocopa, se desató una ola de euforia en España. Después del pitido final, los futbolistas españoles fueron paseados a hombros y celebraron la victoria hasta la madrugada, siendo felicitados por el entonces ministro de Cultura Javier Solana, como representante del Gobierno. El resultado devolvió la confianza a muchos aficionados que se desilusionaron con el papel de su selección en anteriores ocasiones. Ante la falta de éxitos deportivos y el hecho de que el último título internacional ganado fue el europeo de 1964, el encuentro estuvo considerado como una de las mayores hazañas en la historia del fútbol español. Los españoles llegaron hasta la final de la Eurocopa de 1984, donde cayeron frente a Francia, el país anfitrión.
En los Países Bajos nadie esperaba que España pudiera remontar la diferencia de 11 goles y les superase en la clasificación, por lo que la noticia sorprendió pero se asumió con deportividad. Los medios de comunicación y deportistas del país reconocieron que el resultado fue justo, y centraron sus críticas en el portero John Bonello y la defensa maltesa, así como en los pocos goles anotados por el Oranje contra el mismo rival (5-0) en el penúltimo partido del grupo. El seleccionador holandés Kees Rijvers, que no quiso ver el partido por televisión, aplaudió el juego español y se limitó a decir que «los milagros también existen en el fútbol». Por otro lado, algunos diarios europeos pusieron en tela de juicio el resultado, y la prensa sensacionalista lo tildó incluso de "mascarada".
Malta se tomó la derrota como una verdadera humillación, porque el 12-1 fue la mayor goleada encajada por su selección en toda su historia. El presidente de la federación maltesa, George Abela, abandonó el palco del Benito Villamarín cuando España marcó su décimo tanto, mientras que el portero John Bonello fue reprendido por sus propios compañeros. Posteriormente, el seleccionador Victor Scerri fue cesado de su cargo. La Asociación de Fútbol de Malta denunció ante la UEFA la invasión de campo y un supuesto mal comportamiento del público español, ya que algunos aficionados arrojaron naranjas y botellas a los malteses durante el choque. Junto con el Gobierno del país, abrieron una investigación para esclarecer cómo se produjo la derrota y la implicación de sus jugadores.
Una vez hecha la investigación, los malteses llegaron a la conclusión de que las dos causas de la abultada derrota fueron el sistema de doble jornada implementado por la UEFA para la eliminatoria (el seleccionado aterrizó en Sevilla cuatro días después de perder en los Países Bajos) y la precaria preparación del equipo por la situación amateur de sus jugadores, así como la falta de infraestructura para el deporte en ese país. De hecho, el delantero titular Simon Tortell se retiró del fútbol cuando cumplió los 24 años para iniciar su carrera profesional como abogado. En consecuencia, se impulsó la construcción de campos de entrenamiento, un gimnasio y un centro de fisioterapia a cargo de la asociación en su sede, mientras que la selección nacional pasaría a estar entrenada desde una base profesional.
La clasificación sirvió a la selección española para cimentar una renovación en el equipo centrada en la figura de Miguel Muñoz, contratado por la RFEF tras la actuación ofrecida por el equipo un año atrás. Para la Eurocopa de 1984, en la que España llegó a la final, Muñoz culminó el proceso con la convocatoria de una nueva generación de futbolistas como Emilio Butragueño y Andoni Zubizarreta, que se unió a figuras veteranas como Luis Arconada y Santillana. El seleccionador definió la victoria ante Malta como «el momento más feliz de toda mi carrera deportiva».
Uno de los aspectos más recordados en España fue la narración de José Ángel De La Casa, comentarista de los partidos de fútbol en Televisión Española durante más de 30 años. Aunque el locutor mantenía un estilo sobrio durante las retransmisiones, no evitó emocionarse cuando Juan Señor marcó el duodécimo tanto, y desafinó al gritar «¡Gol de Señor!». La anécdota es recordada todavía para rememorar el encuentro.
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