En el transcurso del mes de octubre del año 2011, tuvimos el placer de pasar un agradable día en la villa de Riaza (Segovia), acompañados de nuestros amigos
Raquel, Julio, Begoña y Rafa. Por la mañana dimos un pequeño paseo para conocer su casco histórico.
Un poco de historia
Los orígenes de la villa datan del reinado de Alfonso VI, quien con la conquista de Toledo (año 1085) ordena la repoblación de Salamanca, Ávila, Segovia, Cuellar, Sepúlveda con objeto de favorecer la integración de las tierras recién conquistadas a los musulmanes. En el año 1139 el rey Alfonso VII dona al obispo de Segovia "una aldea de herreros situada entre Fresno y Sepúlveda" (la futura Riaza), pasando a ser un lugar de dominio eclesiástico.
Pero no es hasta el año 1235 cuando encontramos la denominación de Riaza como tal, en la pesquisa hecha por Gonzalo Abad (Alcalde del rey Fernando III) con motivo de las disputas entre Sepúlveda y Fresno por asuntos de montes y pastos.
Desde 1139 a
1430 la aldea, que se convertirá en villa, sigue siendo señorío eclesiástico, pero
en esta fecha Juan II compra Riaza al obispo de Segovia, don Juan de Tordesillas. Solo dos meses estuvo Riaza en poder de Juan II, pues
el 28 de agosto de ese mismo año, el rey traspasó la Villa al condestable don Álvaro de Luna por la misma cantidad de dinero que a él le había costado. Durante la época en que perteneció al condestable, aquella gozó de grandes privilegios legales en lo que respecta a los aprovechamientos naturales de la sierra. Pero
en 1453 el rey Juan II, cansado de la soberanía de su antiguo condestable,
ordena el ingreso de aquel en prisión y su procesamiento, siendo don Álvaro ejecutado el 5 de Julio en Valladolid, con 63 años
y todas sus propiedades fueron confiscadas.
Su hijo, don Juan de Luna, conservó, entre otras propiedades,
Riaza, Castilnovo y el condado de San Esteban, cedidas anteriormente por su padre.
En 1470 pertenecía la Villa a los marqueses de Villena, tras casar don Juan de Luna con una hija de estos. A finales del siglo XV y principios del XVI era dueña la
duquesa doña María de Velasco.
En 1527 era señor de Riaza don Diego de Cárdenas, Adelantado Mayor del Reino de Granada, que
tuvo el señorío en usufructo hasta 1536, momento en el que pasa a manos del
duque de Maqueda. Perteneció más tarde a los
duques de Arcos, y a los
marqueses de Altamira desde 1780 hasta el 6 de agosto de
1811, fecha en que
las Cortes de Cádiz abolieron los señoríos (en virtud de la Constitución de 19 de marzo de 1812, "La Pepa") incorporando estos a la Nación.
Durante la Edad Media y principios del siglo XIX se sucedieron las disputas con Sepúlveda por el aprovechamiento de los bosques, pastos y aguas, hasta que en 1844 el gobernador civil de Segovia ordenó la división de los bienes de la Comunidad que ambos pueblos formaban, mediando en esta división Fresno. La división no se llevó a término hasta los años 20 del siglo pasado.
Plaza Mayor. Su
aspecto actual data del año
1873, cuando se explanó el ruedo que tiene forma de elipse. En su centro estuvo colocado el
"rollo jurisdiccional" (o "picota") que era una columna de piedra, sobre unas gradas, que solían poseer aquellos municipios que gozaban de plena jurisdicción. Hasta que
los rollos jurisdiccionales fueron suspendidos por decreto de las Cortes de Cádiz de 1812 (desapareció de la plaza a principios del siglo XIX), era el emblema que acreditaba la categoría de villa, simbolizando el poder que el señor feudal tenía para administrar justicia sobre sus vasallos.
Las casas de la plaza, típicas
casas riazanas, algunas de ellas con fachadas blasonadas,
construidas la mayoría en el
siglo XVIII, tienen la particularidad de poseer soportales apoyados en columnas de piedra o de madera, que servían de abrigo para las gentes en días inclementes, siendo el lugar en el que se comerciaba los lunes de mercado.
El conjunto formado por la plaza, el Ayuntamiento y las calles aledañas forma parte de los Bienes de Interés Cultural desde que el
8 de diciembre de 1970 se lo nombrara
Conjunto Histórico Artístico.
Ayuntamiento. Ante el ruinoso estado que, a principios del siglo XVIII, presentaban las antiguas casas del cabildo,
en 1723 y a propuesta del cabildo riazano, el
duque de Arcos aprueba la edificación de un sobrio edificio que se utilizará como casa de ayuntamiento con todos los espacios necesarios para su eficaz uso (así como una cárcel). Por dichos motivos, en febrero de 1727 en la fachada del consistorio se hacen figurar
dos escudos:
el de la villa de Riaza, que representa una trucha sobre las ondas del cauce fluvial y arriba el cielo, y
el del duque de Arcos (a la sazón, señor de la Villa), que se lo costeó de su pecunio(en la actualidad se conserva el escudo de la Villa, pero no el del Duque, sustituido por una placa pétrea en la que reza "Plaza Mayor").
Destaca también la construcción de la
torre campanario que corona el edificio, realizada en hierro forjado e instalada con un reloj, adquirido en Madrid, en el año 1895.
Iglesia parroquial Nuestra Señora del Manto. Situada en la parte trasera del Ayuntamiento, se trata de un
impresionante conjunto renacentista de finales del siglo XV y mediados del XVI, con planta rectangular de cruz latina, ábside, dos capillas (anexionadas con posterioridad a la edificación del conjunto), torre campanario, sacristía y baptisterio. En su interior destaca el altar mayor, orientado al este (hacia Roma, cabeza de la cristiandad) presidido por el
Retablo Mayor, de manufactura barroca, traído a esta iglesia desde el monasterio jerónimo de Nuestra Señora de la Armedilla, en Cogeces del Monte (Valladolid) en 1823. También en su interior se puede visitar el
Museo de Arte Sacro.
Me llamó especialmene la atención la escultura de
La Piedad, situada en la Capilla de Los Hidalgos, una
bella talla de madera policromada, fechada en el siglo XVII y de autor desconocido (hay quien se la ha
atribuido a Gregorio Fernández, el imaginero vallisoletano del barroco).
Después de unas cañas bien tomadas en la terraza de un bar, y recomendados por Begoña y Rafa, nos fuimos a comer a un restaurante situado en la Plaza Mayor, donde pasamos una estupenda velada mientras reponíamos fuerzas.
Posteriormente, proseguimos nuestro paseo por la villa y esta vez tuvimos que cojer los coches, ya que Begoña y Rafa, expertos conocedores de la zona, nos llevaron al
paraje recreativo de Hontanares, situado a 4,5 kilómetros de Riaza y donde pudimos disfrutar de unas excelentes vistas desde su
mirador de Peñas Llanas, a unos 1.400 metros de altitud.
Y precisamente en este paraje se levanta la
ermita actual de la Virgen de Hontanares, cuya construcción data del año 1606. En el interior del templo cabe destacar el retablo mayor, muy sencillo. Está presidido por la imagen de
Nuestra Señora de Hontanares, una imagen de ricos ropajes bajo la que se esconde una
bellísima talla románica.
El día estaba ya cayendo y pudimos contemplar un
bello atardecer de otoño, acompañados de un frío que iba abriéndose paso a la caída del sol y con un cielo casi despejado de nubes. Una bella estampa para dar por
terminada nuestra visita a Riaza. Pero antes de nuestra vuelta a los madriles,
Begoña y Rafa nos invitaron a conocer su bonita casa donde pasan la mayoría de su tiempo de ocio en esta singular Villa. Y nos invitaron de nuevo a volver en alguna de las múltiples fiestas que se celebran en la localidad, cosa que a buen seguro haremos próximamente.