Las fuerzas de ocupación húngaras en Ucrania en junio de 1943 contaban con 9 Divisiones Ligeras organizadas en 2 Cuerpos de Ejército. El 8º Cuerpo de Ejército se componía de las Divisiones Ligeras 102ª, 105ª y 108ª, que habían estado combatiendo a los partisanos soviéticos desde 1942. El 7º Cuerpo de Ejército, compuesto de la 121ª y 124ª Divisiones Ligeras que habían actuado como fuerzas de ocupación desde 1941, no tuvieron auténticos problemas con los partisanos hasta abril de 1943. Ese mes la 1ª y 201ª Divisiones Ligeras, recién llegadas de Hungría, incrementaron la fuerza del 8º Cuerpo de Ejército hasta un total de 5 Divisiones Ligeras. Durante el verano de 1943, la 18ª y 25ª Divisiones Ligeras fueron enviadas desde Hungría para reforzar al 7º Cuerpo de Ejército que sumaría entonces 4 Divisiones.
Estas Divisiones Ligeras tenían 2 regimientos de infantería cada una, pero no contaban con armas pesadas y disponían de artillería muy limitada. Debido a esto no estaban preparadas para combatir contra las unidades regulares del Ejército Rojo. Los soldados húngaros, sobrios y galantes en su cometido, se ganaron el respeto y la cooperación de la población nativa y fueron muy efectivos contra pequeños grupos de partisanos. Pero, absurdamente, la policía nazi ordeno el realojamiento de los rusos, ucranianos y polacos transportando a las mujeres a Alemania y agrupando a los hombres en batallones de trabajos forzosos. Como resultado el movimiento partisano fue creciendo cada vez más. En agosto de 1943 se habían registrado ya 12.717 explosiones en las vías de ferrocarril, 74 locomotoras y 214 vagones destruidos, 120 millas de raíles saboteados y encontradas más de 3.000 cargas sin detonar que fue posible desactivar. Sin el magnífico rendimiento de las Divisiones de ocupación húngaras estos números hubieran sido sustancialmente mayores.
La necesidad de mejores equipos, armas y municiones se fue volviendo cada vez más importante para las fuerzas de ocupación a medida que el movimiento partisano crecía y sus partidas eran suministradas con municiones y víveres lanzados en paracaídas y dirigidas por expertos oficiales paracaidistas soviéticos. En septiembre de 1943, los alemanes aún no habían proporcionado armas pesadas (morteros, cañones antitanque) como habían prometido a las Divisiones Ligeras húngaras.
Durante el verano de 1943, a medida que nuevas ofensivas soviéticas empujaban la línea de frente cada vez más al oeste, el Alto Mando húngaro solicitó urgentemente una retirada progresiva de las fuerzas de ocupación. Falto de unidades regulares alemanas en el frente, el Alto Mando alemán retrasó deliberadamente el reagrupamiento de las Divisiones Ligeras húngaras a fin de usarlas contra las tropas soviéticas que se acercaban a toda velocidad. Las pobremente equipadas y armadas Divisiones Ligeras se vieron forzadas a defenderse a duras penas de las tropas de primera línea soviéticas y solo se pudieron retirar bajo constante presión. Los generales húngaros, viendo la difícil situación de sus divisiones, se concentraron en convencer al Alto Mando alemán de la necesidad de retirar al 7º y 8º Cuerpos de Ejército de la línea de frente y de las tareas de ocupación. El argumento principal era que estas tropas eran necesarias para defender la frontera húngara. Los alemanes se negaron; para parar el avance a través de Polonia de los soviéticos necesitaban a los húngaros. En enero de 1944, Szombathelyi visitó el cuartel general de Hitler y rogó personalmente poder retirar ambos Cuerpos de Ejército de sus tareas de defensa y ocupación. Nuevamente pidió que se las transportara a Hungría, donde se las necesitaba urgentemente. Sus requerimientos fueron desoídos, enfriando las relaciones germano-húngaras por debajo del punto de congelación.
En enero de 1944, Jagow, embajador alemán en Hungría, sugirió de forma muy diplomática al ministro de exteriores húngaro que si las tropas húngaras debían ser utilizadas para la defensa de los Cárpatos entonces debían ser mezcladas con las tropas alemanas. Según Jagow, “Esto significará una ayuda fundamental para los húngaros en sus cometidos en el frente”. La sugerencia de Jagow indicaba que los alemanes habían perdido toda la confianza en las motivaciones de los húngaros y su ejército. En cualquier caso, la sugerencia llegaba demasiado tarde, ya que Hitler había decidido entretanto ocupar Hungría con tropas alemanas. Aunque los alemanes solo pretendían con esta ocupación alistar húngaros entre sus filas y, sobre todo, prevenir la deserción de Hungría de la fuerzas del Eje.
En este escenario recreareis una batalla semihistórica entre las tropas de ocupación húngaras y los partisanos que tantos problemas les crearon. ¿Podrán los pobremente armados pero motivados partisanos frenar a un ejército regular dispuesto a acabar con ellos? Pronto lo sabremos.
En esta batalla me toca llevar a las tropas de partisanos rusos, veremos si podemos resistir la embestida de tropas húngaras que tratarán de tomar las principales banderas que intentarán mantener mis novatas tropas.
El lado izquierdo de mi defensa es la zona más débil que he defendido, tan sólo por tropas de partisanos y alguna ametrallladora que espero que resistan el máximo nº de turnos posibles, pero sin ningún tipo de apoyo como puedan ser morteros. También he colocado minas antipersona para retrasar lo máximo posible su avance. Mis muchachos tratarán de causar el máximo nº posible de bajas en el avance húngaro.
La zona central y derecha están mejor defendida por mis partisanos, con apoyo de morteros y ampuloment, y es la zona donde espero el mayor ataque por parte de las tropas húngaras. También la zona la he minado lo máximo posible con minas antipersona y alguna anti-tanque para retrasar lo máximo posible su avance.
En la zona trasera del mapa, existen otras 2 importantes banderas que están protegidas por secciones de partisanos y que supongo que si puedo retrasar lo máximo el avance húngaro, a éste no le dé tiempo de tomar estas banderas.